miércoles, 9 de julio de 2008

¡¡YO TAMBIÉN SOY UNA ESCRITORA FRUSTRADA!!



I.
Entonces eran sólo ella y la oscuridad. La mala jugada del verbo incierto.

Tejía las palabras eufórica, ante aquel miedo inconmensurable de perderse, merced de un silencio ignominioso.

Era un afán entonces, una vocación de vida. Orgullo nacional, dirían otros.

El temor de no saberse, de descubrirse difusa. Absurda. Sólo parte de otra historia. El sueño de algún soñante.

II.
Antes que cualquier cordal impulso, las ganas siempre de conjurar con la palabra. La palabra origina, el centro. Génesis de toda certeza.

III.
Entonces vino el tiempo como espuma de agua dócil.

Llegaron otros pasos con sus músicas y ruidos, acallando el estruendoso silencio aquel.

Así se hizo la voz y lo que se sabe. Lo que es conocido, ordinario.

IV.
Pero una buena noche, a mitad de aquella mansedumbre, llegó él.

Sin invocación, ni prerrogativa alguna; sin urgencia ni pasado.

Sólo incierto, displicente. Furioso de voces. Enredado en una indescifrable ebullición…

Y así surgieron los ciclos de antes; filamentos del terror y la ausencia previa.

V.
Entonces, una vez más, los ecos de aquel fárrago de palabras rotas y adjetivos reverberaron en su centro.

Dos seres –acaso uno-- bordeando universos disímiles allá donde los pasos nunca convergen, pese a estas lacerantes ganas de encontrarse.

Fue así como las palabras de antes abrigaron una posible y renovada existencia…

VI
Entonces, de la confusión de sombras se hizo evidente un Síndrome Solar.


oOo
DE LA PLUMA (TECLAS) DE: Lídice M. Aguirre

martes, 8 de julio de 2008